El aceite de oliva virgen extra La Boella-Molí Coloma se obtiene del fruto de los olivos por procedimientos mecánicos en unas condiciones térmicas que no alteran ningún tipo de alteración a nivel cualitativo.
Tenemos la suerte de trabajar con uno de los pilares de la gastronomía Mediterránea demostrada, en cientos de estudios, como una de las dietas más beneficiosas para la salud humana gracias a los alimentos que la conforman. Para tener un consumo recomendable de aceite, se deben ingerir unos 20 gr diarios.
El contenido principal del llamado ‘oro líquido’ es el ácido oleico y se complementa con la presencia de componentes minoritarios, entre ellos, los fenoles. Estos, tienen muchas propiedades antioxidantes que retrasan el desarrollo de ciertas enfermedades, como las cardiovasculares.
Es imprescindible garantizar la calidad del aceite, pues, no todos son iguales. Las cualidades de cada tipo de aceite dependen de factores como la variedad de la aceituna, las condiciones de los campos donde se han cultivado, el proceso de obtención y las condiciones de almacenamiento del producto final.
Cualquier anomalía que se produzca antes, durante o después de la recolección puede tener un efecto significativo en el contenido en antioxidantes (los fenólicos). También hay que tener en cuenta la protección del fruto en el campo ante la prevención de plagas, el control del momento óptimo de recolección asociado al índice de madurez adecuado, la higiene y el uso de bajas temperaturas en el proceso de extracción. También hay otro factor que incide y que es incontrolable: el clima.
Un factor importante es la conservación. El aceite de oliva virgen extra es un producto en evolución y que se mantiene en buen estado si en el paso del tiempo se evita la exposición a la luz y en las temperaturas altas.